El mercado inmobiliario de alquiler gana en interés para los inversores
Nunca ha sido tan rentable comprar una vivienda para ponerla en el mercado de alquiler. Los rendimientos brutos que se están alcanzando en algunas ciudades ya supera el 8%; es evidente que dicha rentabilidad supera ampliamente la que ofrecen los bancos y otras entidades de inversión. Además, el riesgo involucrado es mucho menor en el caso del sector inmobiliario, factor muy apreciado por los inversores de perfil moderado.
En 2017 ya se superó el volumen de ventas pre-crisis y las perspectivas siguen siendo favorables para el futuro: en este momento se calcula que más del 20% de las operaciones de compra-venta son de propiedades que se destinarán al alquiler. El mercado está cambiando y muchas personas optan por alquilar en lugar de comprar. Las razones son la menor estabilidad de los empleos, los bajos ingresos de los más jóvenes en el mercado de trabajo, una gran movilidad laboral entre ciudades distantes, el endurecimiento de la concesión de hipotecas, el aumento de hogares monoparentales y un largo etcétera. Todo ello hace que más y más personas opten por alquilar lo que hace incrementar la demanda por encima de la oferta. Resultado: el aumento de los precios de alquiler y mayor rentabilidad para el inversor.
También contribuye al aumento de viviendas en alquiler un conjunto de cambios legales y propuestas de compañías de seguros que reducen la duración de los contratos, facilitan la cancelación de los mismos en caso de impago y minimizan los problemas con los inquilinos morosos, todo ello ha eliminado muchas de las anteriores objeciones de los inversores para entrar en el mercado inmobiliario.
La situación es compleja ya que afecta a un gran sector de la población que ve como gran parte de sus ingresos los debe dedicar a la vivienda ante la falta de opciones como la vivienda social, pero es innegable que desde un punto de vista inversor, el sector inmobiliario ha ganado mucho atractivo.
En este momento adquirir una vivienda para alquilar en Barcelona es una de las mejores decisiones a realizar. El perfil de la vivienda ideal ronda los 60-80 m2, con 2 habitaciones mínimo, ascensor, luminoso y, sobre todo, con cercanía a transporte público, colegios y todos los servicios, puesto que las nuevas generaciones ya no disponen tanto de vehículo propio, desean tener facilidad en sus desplazamientos y acceso efectivo a los equipamientos públicos de su entorno.
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